De repente me doy cuenta de que
todavía no te he dedicado un post.
Sí, es verdad que te he mencionado ya varias
veces. Pero como un mero personajillo secundario. Yo me refiero a un texto en
el que tú tengas el protagonismo que te mereces. Ya sabes, uno de esos
artículos ingeniosos en el que se refleje lo bueno, lo listo, lo simpático y lo guapo que
eres. ¿Sabes, no?
Un texto que solo hable de ti. En
el que salgas tú bailando y cantando, durmiendo en mi sofá, montando
estanterías, comiendo bocatas de atún, abrochándote el casco, cortando jamón,
levantándote a las seis de la mañana, cocinando carne en la piedra, hablando
sin parar, pidiendo jarabe Mucosán. Contento, triste, enfadado. Enamorado.
A ver si tengo tiempo un día de
estos y te lo escribo.