Barcelona llora amargamente. Y Madrid duda al borde del precipicio, con una pistola en el bolsillo, si disparar o lanzarse al abismo.
A medio camino entre los dos, Praga se pregunta quien llegará ahora en tren a la estación. San Francisco se queda sin abrazos en el Hotel California. Toledo reclama una explicación desde la Plaza de la Catedral. Y Francia suplica de rodillas más viajes por sus carreteras.
Y mientras todos gritan, yo me rompo cuando tengo que admitir que tanto dolor me inspira.
A medio camino entre los dos, Praga se pregunta quien llegará ahora en tren a la estación. San Francisco se queda sin abrazos en el Hotel California. Toledo reclama una explicación desde la Plaza de la Catedral. Y Francia suplica de rodillas más viajes por sus carreteras.
Y mientras todos gritan, yo me rompo cuando tengo que admitir que tanto dolor me inspira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario